martes, 19 de mayo de 2015

NECROLÓGICA MANUEL MOLINA


Se nos ha marchado una de las voces flamencas más arcaicas, un bohemio del flamenco un poeta, hasta en las formas de tocar la guitarra, de abrazarla, de sentirla, era diferente.
Manuel Molina era uno de esos baluartes que hacen que el flamenco suene diferente, hacen que el flamenco no sea monótono, hacen que el flamenco siga vivo.
Manuel Molina, El artista que formó con Lole un dúo mítico ha fallecido la madrugada de este martes a consecuencia de un cáncer. Tenía 67 años
A las 12 del mediodía de hoy mismo, martes, está prevista la apertura de la capilla ardiente en el Teatro Romero San Juan (C/ Lepanto s/n) de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) para que tanto el mundo flamenco como su público puedan despedir al mito. Manuel Molina se marcha pocos días después de emitirse recientes declaraciones en Televisión Española, a través del documental Flamenco Revolution el pasado jueves 14, consiguiendo ser trending topic en Twitter, con Manuel mostrando su perspectiva sobre la evolución del flamenco en la década de los ochenta.
Nacido en Ceuta en 1948, con el tiempo fue tan trianero como el altozano. El arte de la belleza en aquella Calle del Beso, la creación de nuevos caminos y apertura a públicos junto a Lole a partir de Nuevo Día, pero antes de Lole y Manuel fue fundamental en los orígenes del rock andaluz, primero como integrante de Smash y después como inspiración del grupo Triana cuando comenzaron con aquel patio, Todo es de Color... Aquel que no cruzó la pierna para tocar la guitarra. Pero ante todo, siempre será para todos un artista único, irrepetible, el que conseguía emocionar como nadie interpretando versos propios o ajenos.
El cantaor de Smash, aquel grupo que le puso al garrotín sonido de rock sinfónico, ese gitano de barbas largas que se sentó con Lole Montoya a cambiar los designios del flamenco en los setenta, ha muerto. Manuel Molina Jiménez, uno de los dos pilares del dúo que trajo al arte jondo un nuevo día, ha fallecido durante la madrugada de este martes 19 de mayo en su domicilio de San Juan de Aznalfarache, donde vivía desde hace unos años con su actual pareja,Lola Rodríguez, retando a su propia letra: «Mira si soy trianero / que estando en la calle Sierpes / me considero extranjero».
Manuel tenía 67 años. Hace dos meses se le diagnosticó un cáncer terminal. Y decidió no recibir tratamiento médico. Optó por morir tranquilamente en su casa. Una elección que lo define. Porque este artista indescriptible fue ante todo un hombre libre. Había nacido en Ceuta, donde aprendió a tocar la guitarra viendo a su padre, el Encajero. Pero pronto se trasladó a Triana. Con doce años formó el trío «Los gitanillos del Tardón» junto con Chiquetete y el Rubio. En su infancia y juventud pasó por decenas de experimentos musicales hasta que en 1975, recién casado con Lole Montoya, publicaron el disco «Nuevo día». Una revolución. A partir de ahí vinieron muchos y Manuel comenzó a desarrollarse como autor. Junto a Juan Manuel Flores firmó muchas de las letras que más se han cantado en el flamenco desde entonces. Creó, además, una forma propia de tocar la guitarra, cogiéndola en posición vertical y con permanentes silencios.

Su familia le estaba preparando un homenaje de despedida, pero su estado de salud se ha agravado en los últimos meses y finalmente no ha podido celebrarse. Sus allegados tienen previsto celebrar una capilla ardiente en San Juan de Aznalfarache.

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